14 feb 2017

Te extraño

Hoy no pude leerme, tengo un corto rato para escribir y como costumbre leo un poco lo último que hice antes de crear algo nuevo. Espero siempre mejorar, así sea un poco, de un escrito a otro. Pero hoy me fue imposible escribir en mi blog personal, creo que no estoy preparado emocionalmente para hablar con el mundo, porque hoy caí en cuenta de que me lee más gente de la que creo y la verdad no estoy preparado para seguir.

No me siento preparado para escribir algo en el blog y hacer de cuenta que nada ha pasado, me cuesta ya suficiente en mi día a día, hacer de cuenta que no falta algo y que no me estremecen los escalofríos de la culpa cuando lo recuerdo en sus últimas horas, no puedo parar de repetirme que tardé demasiado, que fue obvio y no tuve el valor de actuar a tiempo.

Tenía que decir algo pero siento que sería una falta de respeto hacerlo en el blog, no puedo pasar por alto el hecho, pero tampoco puedo decirlo sin sentirme mal. En todas partes, en el momentos más inesperado me encuentra la pregunta :"¿Donde está mi papá?"  A veces no encuentro el valor para contestarme y otras una parte de mi trata de fingir que ya lo ha aceptado y responde "Mi papá está muerto".

Debo irme, la rutina me reclama.

14 mar 2015

Circuito Cerrado.

Homenaje a Ricardo Ramos en el aniversario No. 22 de su muerte .

Basado en su obra "Circuito Fechado".

Celular, hora, tiempo. Celular, hora, tiempo. Celular. Gato. Inodoro, descarga. Radio. Calentador, toalla, cortina, agua fría ,agua caliente. Jabón, shampoo, agua, toalla. calentador. Boxer, camisa, pantalón, medias, zapatos. Hora, tiempo. Huevos, leche, gato. cereal, comedor, cubiertos.Hora, tiempo. Crema dental, cepillo de dientes, agua. Maleta, billetera, saco, llaves, celular, audífonos. Gato, ronroneo. Bus, gente, tarjeta, bus, gente, periódico, celular. Hora, tiempo. Salón,  profesor, lápiz, reloj, empanada, celular, carné, cuadernos, computador, libros, recibo. Hora. Salón, profesor, copias, reloj, libros, calculadora. Hora, celular, pasto. Gente, cubiertos, dinero, mesa, silla, servilleta, agua. Hora. Salón, profesor, cuaderno, lápiz, dulces, reloj. Hora, gente, tarjeta, audífonos,  bus, gente, bus. Hora. Llaves, comedor, silla, cubiertos, televisión, celular, gato. Hora. Computador, libros, cuaderno, fotocopias, reloj, café. Cuadernos, fotocopias, lápiz, celular. Hora, tiempo. Inodoro, descarga. Pijama, cobijas, celular.

13 oct 2014

El caronte de la eutanasia


Por Cristian Mora

El doctor Gustavo Quintana lleva más
de treinta años practicando la eutanasia
a pacientes con enfermedades terminales. Foto Cristian Mora 
Gustavo Quintana, es uno de los doctores más reconocidos en el tema de la eutanasia, formado en la Universidad Nacional, con estudios en medicina, arquitectura y diseño industrial, sufrió de un accidente automovilístico hace casi treinta años, el cual casi lo deja sin vida, la ventana abierta permitió que Quintana sobreviviera, mientras era llevado al hospital, dejó de sentir las piernas ¿Cómo voy a quedarme el resto de mi vida en una cama? Pensó, desde aquel momento comenzó a pensar en que las personas tienen todo el derecho de decidir sobre el final de su propia vida, también desde ese momento comenzó a asistir el final de muchos pacientes que se lo solicitaban.

“Generalmente hago entre dos y tres eutanasias por mes, lo único que necesito es que el paciente me diga: no quiero vivir más doctor, ayúdeme a fallecer; voy hablo con él y su familia, explico en que consiste el método, colocamos anestesia por vía endovenosa, el doble de lo que se usaría en una cirugía de matriz y cuando ya está en ese profundo sueño se aplica otro medicamento que relaja el corazón, sin producir algún dolor, una vez que se detiene el corazón, ya no se envía sangre a los pulmones y el diafragma termina consumiendo el oxígeno disponible en el cuerpo, en seis minutos el paciente ha fallecido”.

A cientos de kilómetros de distancia, Frank Van Den Bleeken, condenado a cadena perpetua por los crímenes de  homicidio y violación, se ha convertido en el primer presidiario en morir con dignidad tras recibir la aprobación del Ministerio de Justicia, institución ante la cual Van Den Bleeken ya se había presentado en el año 2011 alegando "angustia psicológica insoportable", en dicha ocasión, la Comisión Federal para la Eutanasia prefirió buscar otras alternativas de tratamiento antes de considerar una medida tan drástica.

 "Soy un ser humano y, con independencia de lo que hice, sigo siendo un ser humano",
 ¿Qué se supone que tengo que hacer, pudrirme aquí? Prefiero la eutanasia" Imagen BBC

Bélgica, junto a Holanda es una de las naciones pioneras en la legalización de la eutanasia, práctica que es permitida desde el 2002 y a la que recurren cerca de 1.400 personas al año tras ser previamente autorizados por una comisión de control gubernamental.

Según declaraciones de uno de sus abogados, Jos Vander Velpen, no se le está permitido revelar información acerca del lugar y del día del acontecimiento, el recluso será trasladado a un hospital donde se despedirá de su familia y se realizará el procedimiento.

Este tipo de situaciones parece incluso algo insólitas en el continente europeo, e incluso, aplicándolo a la realidad de las centros penitenciarios en Colombia resulta aún más diferente, al igual que en países como Bélgica, la pena de muerte no existe, lo que ha llevado al hacinamiento de  la población carcelaria en el país, tal como lo afirma Harold Cardozo, parte del equipo de seguridad de la cárcel Modelo, que a pesar de tener una capacidad para 2400 reclusos se alberga el doble, y donde guerrilleros de extrema izquierda, paramilitares de derecha, narcotraficantes y pequeños delincuentes  deben convivir  bajo el mismo techo.

Eso, por el lado penitenciario, pero, ¿Cuál es el estado en el que se encuentra la eutanasia en Colombia?: La Corte Constitucional estudió el tema y finalmente determinó que en Colombia no resulta condenable penalmente el acuerdo al que pueden llegar un médico y su paciente, el cual es libre y capaz  de solicitar el fin de su existencia, al sufrir una enfermedad incurable y padecer intensos dolores, es una conducta totalmente justificada.

La sentencia C-239/97 suscrita por todos los magistrados de la Corte concluye que “el Estado no puede oponerse a la decisión del individuo que no desea seguir viviendo y solicita que le ayuden a morir, cuando sufre una enfermedad terminal que le produce dolores insoportables, incomparables con su idea de dignidad. Por consiguiente, si un enfermo terminal que se encuentra en las condiciones objetivas que plantea el artículo 326 del Código Penal considera que su vida debe concluir, porque la considera incompatible con su dignidad, puede proceder en consecuencia, en ejercicio de su libertad, sin que el Estado esté habilitado para oponerse a su designio, ni impedir a través de la prohibición y de la sanción, que un tercero le ayude a hacer uso de su opción.

Ante la decisión tomada por la Comisión Federal para la Eutanasia quedan algunos interrogantes en el aire, por un lado, la indignación de la familia de la víctima ¿Por qué al asesino de nuestra hermana le es permitido morir con dignidad mientras nuestro sufrimiento continúa? Por otro lado el dilema moral que implica dar una muerte digna a un criminal: ¿Es legal autorizar la eutanasia aun cuando, lejos de ser físico, el sufrimiento  es psicológico y además lo padece un violador y asesino? ¿Significará este caso el inicio de una nueva modalidad de “pena de muerte”?


Mientras el futuro de la eutanasia se define alrededor del mundo, Gustavo Quintana seguirá navegando a través de las aguas del río Estigia, tomará de la mano a su paciente y con él atravesará ese umbral, "A veces digo que me siento como Caronte, el barquero de la Divina Comedia, "de alguna manera es como si yo me colocara tanto en los zapatos de un paciente, que es como si yo me muriera con ellos”. 

“Generalmente yo medito una hora antes de ir a hacer un proceso,
me tomo ese tiempo para trata de recopilar lo que ha sido la vida del paciente". Foto Cristian Mora

Despiés

Documentos:

Parte de la ley establecida en mayo 22 del 2002 la cual avala la Eutanasia en Europa, puede ser encontrada y leída en su idioma original en el siguiente:enlace: http://www.ejustice.just.fgov.be/cgi/article_body.pl?language=fr&pub_date=2002-06-22&numac=2002009590&caller=summary

Así mismo el proyecto de ley estuatario de la Eutanasia en Colombia: http://servoaspr.imprenta.gov.co:7778/gacetap/gaceta.mostrar_documento?p_tipo=18&p_numero=70&p_consec=33628



A propósito de la temática de la eutanasia belga, en Bogotá se dictarán
convenciones con abogados y personas claves del Comite de Evaluación y Control de la Eutanasia belga.



16 ene 2014

Propósito (cuento)

Mi abuelito escucha a los insectos y le da nostalgia. Mi abuelito escucha a los insectos y le dan ganas de llorar. Mi abuelito viviría llorando si pudiera...

Hoy agarré un mosquito con las manos. En cierta forma recordé aquella escena de la película de karate kid en la que el estudiante logra atrapar una mosca con unos palillos, por supuesto mi hazaña fue mucho menos impresionante pero no es lo magnífico de atrapar un mosquito con las manos lo que me hace contar este pensamiento.

Tenía al insecto entre mis dedos, ya hace rato le había visualizado, revoloteaba sobre mi cabeza  con sus extremidades colgando del cuerpo, se veían tan pesadas , como si fuese un castigo llevarlas, fue entonces cuando le agarré con firmeza con mi mano derecha (siempre la más dispuesta) y mientras veía y evaluaba el daño que mis dedos le había ocasionado le arranqué una pata.

Como era un mosquito no emitió ningún grito, no era como un perro o un gato que gritan para expresar su dolor, este solo seguía intentado volar , como si no entendiese que había algo que lo sostenía y solo pudiese hacer lo que la naturaleza le había condenado a hacer, solo podía intentar completar su propósito.

Que un mosquito se aferre a la vida para cumplir su propósito me hace pensar lo insignificantes que somos los seres humanos, que jactandonos de nuestra "inteligencia" aun sufrimos por encontrar nuestro   "propósito", como si la razón hubiese cambiado algo dentro de nosotros y nos hubiese atado a una pregunta tramposa. En nuestro desesperado intento por dar a nuestra conciencia un sentido creamos dioses , fuerzas místicas y deidades que nos salven del fin definitivo que es la muerte, pero este mosquito, que no es capaz ni de preguntarse cualquier cosa, solo se preocupa por cumplir su propósito, morir lo tiene sin cuidado. Mientras pienso esto le arranco instintivamente otra pata.

Ahora el mosquito no es capaz de volar , lo dejo en la mesa y me siento a ver como golpea sus alas contra la madera sintética, se eleva un poco sobre la superficie de esta pero cae al instante, es casi como un salto, solo que en lugar de usar sus piernas usa sus deterioradas alas. Esas mismas alas que le permitían surcar mi cuarto con libertad ahora solo le servían para dar esporádicos "saltos". Este mosquito está inválido, no puedo volar y así ya no es capaz de hacer nada. Su corta vida ha tenido un final más abrupto de lo esperado.

Alguna vez leí que el objetivo de la vida no es llegar al final, que al final todo se hace más difícil. La vejez no hace distinción entre los seres humanos y se lleva nuestra humanidad poco a poco. Todo aquello que hemos construido se derrumba, perdemos la memoria y el sentido de estar vivos, como una preparación para la infame muerte. Este mosquito es como un anciano agonizante que espera sin saberlo la muerte. Pensé entonces que sin dos de sus seis patas es más parecido a un ser humano de lo que jamás fue en toda su vida , pero claro los humanos no pueden volar. Por eso le arranqué las alas.

Ahora guardo a mi pequeña persona en la cajita de un reloj  dentro de mi mesita de noche. Mi abuelito yace calmado todas las noches, esuchando como los insectos baten sus alas. Mi abuelito escucha a los insectos y le da nostalgia. Mi abuelito escucha a los insectos y le dan ganas de llorar. Mi abuelito viviría llorando si pudiera, pero él ya está muy viejo para eso.


20 oct 2013

El sueño



Dormía. Dormía como ella hace mucho no hacía. Yo la miraba. La miraba con tristeza, algo de rabia y mucha ilusión. Tomé la caja de cigarrillos que tenia en mi bolsillo. Pensé fumar uno. Repentinamente ella se movió con fuerza. Miré la caja de cigarrillos. Busque la caneca más cercana. Le acaricié la frente. Le toqué los labios. Puse mis manos en su cintura. Su cuerpo estaba cálido. ¿Cómo era posible que estuviera a mi lado, que pudiera tenerla pero que al contrario estuviera muy lejos de mi? ¿Cómo era posible que estuviera tan sumida en un sueño? ¿Cómo podía despertarla de su coma? ¿Cómo era posible que fuera tan diferente de despertarla por las mañanas? Su cara de dolor, su cara de creer comprenderlo todo mientras dormía, solo me hacia sufrir. Tenía esperanzas de que con un cambio todo fuera mejor. Yo sabia que no existía cambio que nos ayudara, lo único que nos podía salvar era estar juntos como siempre, sin excusas, no se necesitaba ningún cambio. Entonces apreté mis dientes tan fuerte como pude y me tendí a su lado. Olí su pelo. Olía tan bien como siempre. Ese olor que me hacia feliz. Que  me subía hasta el cielo. Ese olor que no puedo describir, pero que olía a inocencia, a amor y a maternidad. Pasé un buen tiempo pensando toda la falta que me hacia y que, aún así, ella parecía decidida a querer estar menos tiempo conmigo. Ella quería dormir. Me aseguré de que la puerta tuviera seguro puesto. No quería que ningún doctor entrara y me viera ocupando la camilla de una paciente.

Me sentía tan impotente. ¿Cómo podía ayudarla, o bueno, ayudarnos? ¿Cómo detener aquella tendencia suicida de ella de querer destruir todo lo que era nuestro? ¿Cómo decirle que no pretendía cambiar nada y que quería que todo fuera como siempre había sido? La abracé fuertemente, le prometí que iba a estar con ella hasta las últimas, que iba a sufrir lo que hubiera que sufrir para estar a su lado la mayor cantidad de tiempo. Pensé cual es esa maldita cualidad de los hombres de no darnos cuenta de lo que tenemos hasta que empezamos a perderlo. No pude contenerme. Lloré y finalmente caí dormido. Ahora lo que ocurrió a continuación no estoy seguro como sucedió ni se si fue real, pero yo lo viví, lo sentí y lo padecí.

Ahí estaba ella. No se donde estaba, era una pradera enorme. El pasto era blanco y el cielo gris. Su piel era morena, como era su piel. Estaba descalza. Tenia un largo vestido blanco que el viento acariciaba de oriente a occidente. Podía entrever sus hermosas piernas. Su pelo rizado seguía la misma dirección del viento. Estaba de espaldas. Traté de caminar hacia ella. Mis piernas pesaban. Era la culpa. Sabía bien que si ella estaba en ese estado era por mi culpa. Dolía dar pasos, pero tenia que darlos por ella. Paso tras paso, pensaba en todos los besos que nos habíamos dado. Pensaba en todas las veces que habíamos peleado. Paso y otro paso. Paso tras paso pensé en todas las distancias que había inventado para describir el largo de mi amor por ella. Paso tras paso recordaba de principio a fin la vida que habíamos compartido. Paso tras paso pensaba en el futuro que habíamos prometido compartir que cada vez parecía alejarse más. Entonces no pude avanzar mas. Intenté por todos los medios mover mis piernas, pero simplemente estaba atado al piso. Sonó aquello que nadie nunca ha escuchado antes, un sonido terrorífico, aquello que ningún animal, insecto o humano puede escuchar. El cielo se desprendió. Nube por nube se incrustó en el suelo. El vapor se volvió plomo, el cielo se oscureció y las estrellas aquella noche se escondieron tras el sueño de un amor herido. La mire. Estaba quieta. No había ya viento que le diera armonía a su pelo. Sentí un cosquilleo en mis pies. El suelo se volvió arena, se volvió polvo. Miré al frente asustado y la vi a ella. Tan cerca como la tuve aquellas silenciosas noches en que le prometí estar con ella por siempre. Entre en pánico. Nunca había estado tan hermosa. Sus ojos cafés resaltaban entre su castaño pelo de dos colores y el blanco de su vestido. Su boca se era tan hermosa como cuando la conocí, como cuando eramos jóvenes. Empezó a llorar, empezó a gritarme, a reclamarme pero yo no podía escuchar su voz. Sin embargo sabía exactamente lo que me estaba diciendo. Yo acepté que tenia la culpa. Ella guardó silencio. Recostó su cabeza contra mi unos segundos. Yo tomé su cadera y besé su cabeza. Entonces se separo de mi, me miro con ternura y me preguntó algo. Algo que logré adivinar con solo entender el movimiento de sus labios. Me dijo: "Desperté". Yo sonreí con ternura y le dije conteniendo con todas mis lagrimas: "No amor, cada vez estas mas dormida". A ella esto no pareció importarle y vi determinación en sus ojos aunque no demoré en distinguir el sufrimiento. Empezó a mover su boca, esta vez dijo mucho a lo que no pude responder porque no entendí nada de lo que dijo. Sin embargo, por su movimiento de manos logré entender que se quería separar de mi. Yo empecé a rogar como pude que no lo hiciera. Esta vez mi cuerpo se quedó quieto y mi voz se escondió para siempre, sin embargo, eso no me impidió intentar hablar.

"¿Es esto necesario? Yo no quiero que nada cambie. Te amo. Por favor no lo hagas, no lo destroces." fueron varias cosas de las que intenté decirle de uno u otro modo. Ella estaba determinada. Aunque sufría. Y Y entonces la luz se empezó a desvanecer. Ella de a poco, dejo de estar ahí. En cuestión de segundos no pude verla más. Oscuridad total. El ambiente se llenó del olor de su pelo. Me acurruqué en el suelo pues tuve miedo de perder el equilibrio. Las lagrimas empezaron a escurrirse de mis ojos, mientras intentaba entender lo que sucedía. Empecé a sentir dificultad para respirar. Empecé a toser, a inhalar con fuerza y rapidez. Empecé a sufrir. El oxigeno se acababa en aquella misteriosa habitación. Grite. Pedí perdón. Dije perdón tantas veces como me fue posible, después de todo era la palabra que mejor sabía usar. Le pedí perdón mil veces hasta que mis piernas se quedaron sin fuerza. Caí sin opción al piso. Sonreí porque a pesar de todo tenia que agradecer que hubiera aparecido en mi vida, que me hubiera llenado de felicidad y me hubiera ayudado a sentir amor. No quería que se fuera de mis manos, pero no podía hacer nada más. Mis ojos se cerraron aunque no quisiera. Aunque no viera nada, tener los ojos abiertos me daba esperanza. Pronto me resigne y le dije mis últimas palabras: "¿Así es como termina vida? Veamos como se derrumba el hermoso puente que construimos juntos. Sostén mi mano. No la dejes ir, solo espera a que ellas se suelten." Siempre fui un iluso.

Esa mañana la gente se despertó con una conmovedora escena. En una habitación de un hospital, el sufrimiento que padeció una pareja movió la ciudad entera. Cuando entraron los doctores encontraron una mujer tendida sobre el cuerpo de su novio. Tenía muchos cables en la mano. Lloraba desconsoladamente. Esa mañana aquella mujer no pudo soportar el sufrimiento, tomó la iniciativa y desconecto a su pareja. Ella diría que fue el amor de su vida. Yo hubiera preferido que no lo hiciera. Pero ella quería un cambio y yo no podía hacer nada al respecto. Seguro hubiera podido despertar si no quisiera tanto un cambio. Pero como dije, soy un iluso. Me sumergí tanto en mi sueño que llegué a pensar que la del coma era ella. ¡Ja! Que iluso. Soy un idiota.

9 ago 2013

Julio : antes de agosto

homenaje a una anterior entrada.



Increíble , mitad de año.

El sol de medio día , recuerda la mitad del camino y algunas fotos vacacionales resucitan la tristeza detrás de una sonrisa. 

Buscando una parte perdida y la incoherencia del porvenir. ¿ por qué no volver a creer ?. 

La nostalgia de la alegría  esta expuesta  en el final de cada buen sueño , de sueños olvidados.